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Stargate en la Patagonia argentina: oportunidades y riesgos para el país


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date
Oct 17, 2025
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Argentina
Stargate
OpenAI
Infraestructura de IA
Data Center
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OpenAI y Sur Energy anunciaron la intención de construir un centro de datos de gran escala en la Patagonia argentina, con una inversión de hasta 25.000 millones de dólares y una capacidad energética de 500 megavatios. El proyecto podría ser una oportunidad histórica para el país, aunque también enfrenta riesgos de extractivismo digital, concentración económica y dependencia tecnológica, dejando abierta la pregunta sobre la capacidad de Argentina para negociar condiciones que maximicen los beneficios nacionales.
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Julio Santirachi
OpenAI y Sur Energy firmaron una Carta de Intención para desarrollar un centro de datos o data center a gran escala en la Patagonia argentina. El objetivo técnico del proyecto “Stargate” es construir infraestructura que soporte la alta demanda de cómputo de modelos de inteligencia artificial como GPT. La inversión sería de hasta 25 mil millones de dólares y se requeriría una capacidad energética de 500 megavatios, lo suficiente para abastecer a una ciudad entera. Esta escala lo convertiría en la instalación de su tipo más grande de América Latina, superando la infraestructura existente en Brasil, Chile y México.
Sur Energy, la empresa fundada por los argentinos Emiliano Kargieman y Mat Travizano (quien falleció recientemente), sería la desarrolladora de energía e infraestructura y lideraría la formación de un consorcio, incluyendo la asociación con un desarrollador de infraestructura en la nube. Sur Energy planea garantizar que el ecosistema del centro de datos funcione con fuentes seguras, eficientes y sostenibles. OpenAI ha comunicado que “celebra la posible oportunidad de convertirse en comprador de esa energía.”
El Gobierno argentino actúa como facilitador y promotor del proyecto, el cual se estructuraría bajo el marco del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI).
Distinto a lo dicho por el presidente Javier Milei, no seríamos el tercer país del mundo en llevar a cabo el proyecto Stargate de OpenAI. Este es el décimo Stargate anunciado por la compañía y nuestro país estaría en el quinto lugar. OpenAI ya ha lanzado previamente Stargate Texas Abilene, Stargate Texas Shackelford, Stargate New Mexico, Stargate Midwest, Stargate Ohio y Stargate Texas Milam en Estados Unidos, así como Stargate EAU en Emiratos Árabes Unidos, Stargate Norway en Noruega y Stargate UK en el Reino Unido.

¿Desarrollo tecnológico para nuestro país?

Mucho se puede decir tanto a favor como en contra del proyecto. Lo cierto es que los beneficios o perjuicios reales para nuestro país dependerán de cómo el Gobierno argentino negocie las condiciones con las empresas involucradas.
No es un detalle menor que el anuncio llegue en plena campaña para las elecciones legislativas de octubre, y si somos críticos, no podemos descartar que esta sea solo una promesa de inversión con valor electoral. Mientras tanto, esta semana, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien mantiene una relación cercana con los CEOs de las grandes empresas de IA, aseguró que si Javier Milei no gana las elecciones, “Estados Unidos no será generoso con Argentina”.
También conviene recordar que el plan de acción en inteligencia artificial de EE. UU. se apoya en una estrategia de hegemonía tecnológica. Como expresó el propio Donald Trump: “[…] es un imperativo de seguridad nacional que Estados Unidos alcance y preserve una dominancia tecnológica global incuestionable e indiscutida.”
En los últimos meses, el sector de data centers de IA ha comenzado a demandar volúmenes energéticos sin precedentes. En septiembre, OpenAI y NVIDIA anunciaron una asociación estratégica para desplegar 10 gigavatios en centros de datos con sistemas de NVIDIA. Según el propio CEO de OpenAI, Sam Altman, la industria está actualmente limitada por la capacidad de cómputo, lo que convierte a la infraestructura energética y de procesamiento en el cuello de botella principal para el crecimiento de la IA. Hoy, EE.UU. concentra el 75% de los data centers de IA a nivel global.
En este contexto, Argentina podría convertirse en exportadora de capacidad de cómputo: es decir, ofrecer servicios de procesamiento a empresas y países que no cuentan con la infraestructura necesaria. Pero para que eso se traduzca en desarrollo nacional, parte del valor agregado debe quedarse en el país.
El impacto positivo depende, sobre todo, de cuánto conocimiento, empleo y capacidad tecnológica se generen localmente. Debe existir una transferencia de know-how que permita al talento argentino aprender a construir y operar tecnología de frontera. Si las empresas locales participan en el diseño, la ingeniería, el desarrollo de modelos de IA, la gestión de datos, la formación de profesionales o la creación de servicios basados en esa infraestructura, ese valor agregado “se queda” en el país y genera riqueza. Además, la presencia de una empresa líder como OpenAI podría actuar como imán para atraer inversiones auxiliares, empresas proveedoras y startups innovadoras, fortaleciendo el ecosistema tecnológico local.
Pero ese escenario optimista se desvanece si el proyecto se estructura como un enclave: capital completamente extranjero, equipos importados, mantenimiento tercerizado, pocas o ninguna obligación de capacitación local, fuertes exenciones fiscales, y repatriación de ganancias al exterior sin reinversión en el país. Este modelo, calificado por sus críticos como "extractivismo digital", implica que Argentina asume los costos y riesgos ambientales y de recursos, a cambio de beneficios marginales y una mayor dependencia tecnológica.
Para evitar esos riesgos y asegurar que el país obtenga beneficios reales, el acuerdo debería fijar, por ejemplo, compromisos de transferencia tecnológica, participación de empresas locales, requisitos de capacitación de personal argentino, obligación de auditorías locales, transparencia en los procesos y en los beneficios fiscales, y políticas de propiedad intelectual que reconozcan derechos del país y de los colaboradores nacionales.
Es interesante revisar qué pasó en otras regiones donde se instalaron data centers, aunque no pretendemos hacer un repaso exhaustivo. En Estados Unidos, muchos estados ofrecieron cientos de millones en exenciones impositivas a gigantes tecnológicos como Amazon, Google, Meta y Microsoft, a cambio de promesas de empleo que rara vez se materializaron. La mayoría de los puestos creados fueron temporales y vinculados a la construcción, mientras que los centros operativos emplean entre 25 y 150 personas de forma permanente. Además, la expansión de estos centros ha incrementado los costos eléctricos para hogares y empresas, ya que las distribuidoras deben invertir miles de millones en infraestructura para sostener una demanda energética (en Ohio) que se multiplicó por seis entre 2020 y 2024.

¿Qué pasa con el agua?

La Patagonia es una zona de estrés hídrico. No se han publicado detalles sobre dónde se ubicará el datacenter ni cómo se garantizará la disponiblidad del agua y la energía. Una pregunta abierta es si ocurriría a costa de las necesidades de las personas locales y de otras actividades productivas. Críticos del RIGI advierten desde hace ya un tiempo que el régimen no tiene en cuenta la participación comunitaria ni la preservación del ambiente.
Las nuevas tecnologías de enfriamiento han reducido significativamente el uso de agua en los data centers modernos. Los sistemas de refrigeración líquida con circuitos cerrados permiten reciclar gran parte del agua, y algunos incluso utilizan agua salada. Además, las regiones con bajas temperaturas permiten operar centros de datos de alto rendimiento con un menor consumo energético y de agua que en zonas más cálidas. Por este motivo se elige la Patagonia argentina.
Sin embargo, estos sistemas no eliminan completamente el consumo hídrico. Y esto se vuelve relevante cuando se considera la escala del cómputo. Un estudio realizado por el experto Shaolei Ren y colaboradores en la Universidad de California ya había calculado que GPT-3 gasta entre 10 y 50 mL por cada respuesta a un prompt, siendo menor en zonas frías como Irlanda. Mistral AI, la empresa francesa que desarrolla modelos casi competitivos con sistemas como GPT-4o, aportó datos similares en julio de este año.
Sam Altman dijo en junio que una consulta promedio a ChatGPT consume 0,32 mL de agua, aunque sin detallar cómo llegó a esa cifra. En agosto, Google publicó un informe en el que estima que un prompt promedio en Gemini consume alrededor de cinco gotas de agua, es decir, aproximadamente 0,26 mL. Aunque Shaolei Ren señaló que el análisis de Google pasa por alto el consumo indirecto de agua (ej. el necesario para generar la electricidad que alimenta los centros de datos), no pone en duda las ganancias en eficiencia.
Shaolei Ren concluye que el consumo total seguirá aumentando pese a las mejoras en eficiencia: "el consumo de agua por consulta puede disminuir, pero el consumo total probablemente siga creciendo debido a la creciente demanda de servicios de IA".
Google anunció que procesaron más de 1.300 billones (1.3 quadrillions) de tokens durante septiembre de 2025. Eso equivale a 1.300.000.000.000.000 de tokens. Los tokens son las unidades mínimas de texto que procesa un modelo de IA como Gemini. Pueden ser palabras, partes de palabras o signos de puntuación. Cada token procesado implica operaciones matemáticas que demandan cómputo a los datacenters de IA. Tomando el dato más optimista (de menor consumo de agua) del paper de Shaolei Ren, inferimos, utilizando el propio sistema Gemini para realizar los cálculos, que el gasto de agua habría sido de 411.71 billones de litros, comparable al consumo de CABA en un año.

Cierre

Este proyecto podría ser una gran oportunidad para Argentina, pero solo si los incentivos fiscales, ambientales, legales y sociales se negocian para priorizar al pueblo (empleo, capacitación, participación de empresas locales, cuidado del ambiente, uso responsable del agua, tecnología sostenible, etc.). Sin embargo, los riesgos de extractivismo, de concentración, de incumplimientos legales, ambientales o sociales están latentes.
¿Qué creés que es lo más probable? ¿Es este un camino hacia el desarrollo o solo otro espejismo?
 

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